El autillo es una pequeña rapaz nocturna forestal que se caracteriza por tener un plumaje críptico que le permite pasar inadvertida de día mientras descansa pegada al tronco de un árbol. En la zona de Segovia en la que están tomadas estas fotos, los autillos vienen cada primavera para reproducirse y se van a final del verano rumbo a África. En abril es muy fácil detectar su llegada pues emiten por la noche un característico silbido aflautado que repiten cada dos segundos aproximadamente. Aunque llegan pronto, no inician la reproducción inmediatamente, sino que esperan a finales de primavera, haciendo coincidir el nacimiento de los pollos con la mayor abundancia de alimento a principios de verano. Se convierten entonces en auténticas máquinas de cazar, principalmente todo tipo de invertebrados, aunque también pueden atrapar pequeños reptiles o roedores. La eficacia de su método de caza es debida a su prodigioso oído y su sigiloso vuelo, lo que le permite caer sobre sus presas o capturarlas en vuelo sin que tengan oportunidad de huir.
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