En Normandía, entre las desembocaduras de los ríos Sena y Somme, se extiende la denominada “costa de alabastro”. Se trata de una franja de unos 140 km. de largo, con acantilados de roca blanca. Los más espectaculares los encontramos en las cercanías del pequeño pueblo de Étretat. Aquí se pueden ver algunas bellas formaciones rocosas talladas por la fuerza de las olas. Las más famosas son el arco llamado “La porte d’Aval”, que parece un elefante metiendo su trompa en el agua, el arco de “La Manneporte” de 90 m. de altura, o el acantilado de Amont, de una roca tan blanca que se puede ver desde mucha distancia en alta mar.
Estas maravillas naturales no han pasado inadvertidas a lo largo de la historia a pintores o escritores que han encontrado en ellas una fuente de inspiración. Pintores como Eugène Boudin, Gustave Courbet y Claude Monet inmortalizaron en sus cuadros algunos de estos hermosos paisajes. También algunos escritores utilizaron esta costa como escenario de sus novelas. Asi, Maurice Leblanc en su novela “L’Aiguille Creuse” (La aguja hueca), sitúa a esta formación rocosa que sobresale del mar frente a la “trompa del elefante”, como el lugar donde estaban escondidos los tesoros de los reyes de Francia.