Aquí os presento al lamio, otro “hierbajo” muy común de nuestros descampados. Claro que llamar hierbajo a esta planta tan bonita es un poco ofensivo. ¿No creéis? Otros nombres (un poco cursis) por los que se conoce a esta planta son “conejitos” o “zapatitos” (por la forma de sus flores). Su nombre científico es Lamiun amplexicaule. El término “lamiun” deriva del griego y significa “garganta” (de nuevo debido a sus flores). El nombre amplexicaule proviene del latín amplexus (abrazar) y del griego kaulos (tallo) y define la forma con que las hojas de esta planta rodean totalmente al tallo.

Florece normalmente de febrero a junio, pero si las condiciones de humedad lo permiten puede tener una nueva generación a finales de otoño y comienzo del invierno. Una característica muy interesante de esta planta es que tienen flores “cleistógamas”, es decir que se auto-polinizan y esto le viene muy bien en invierno cuando no hay apenas insectos para polinizar.

Como casi todas las “malas” hierbas, tiene buenas propiedades medicinales. En concreto se ha usado como laxante y para combatir el reumatismo y la fiebre. También se pueden consumir sus hojas jóvenes como aditivo en ensaladas. Yo la verdad es que no la he probado, pero si alguno os animáis ya me contaréis la experiencia.