Es un lepidóptero de la familia Sphingidae que debe su nombre a su curioso comportamiento alimenticio. Liba el néctar de las flores en vuelo, quedándose suspendida en el aire y desplegando su enorme “espiritrompa”, que es casi tan larga como su cuerpo. Su nombre científico “Macroglossum” hace alusión a este órgano tan conspicuo. Deriva de los términos latinos 'macro': grande, y 'glossum': lengua. Es muy nerviosa y realiza movimientos muy rápidos de flor en flor, subiendo y bajando, tan pronto a la izquierda como a la derecha, sin parar un momento.
Su envergadura es de 3 a 5 cm. lo que es un tamaño considerable para una humilde polilla. El hecho de que sea tan rápida y pueda volar hacia adelante o hacia atrás, nos recuerda los movimientos de un colibrí. Por eso muchos espectadores neófitos aseguran que ese “bicho” que han visto tan fugazmente es un colibrí. Nada más lejos de la realidad, pues como bien es sabido estas aves sólo se encuentran en el continente americano.
Ampliamente distribuida por Europa, Asia y África, la esfinge colibrí es una especie que puede realizar largos viajes migratorios, por ejemplo al Norte de Europa, pero cuando finaliza el verano retorna a zonas más sureñas para hibernar. Pasa los meses más fríos del año oculta en grietas de árboles o rocas.
Cuando llega la primavera se activa y busca pareja para el apareamiento. Después las hembras hacen una puesta de unos 200 huevos sobre las plantas del género Gallium y Rubia. Las orugas nacen a los 8 días, son de un color verde brillante y tienen la costumbre de elevar la parte inicial del cuerpo y apoyarse sólo sobre zona trasera, postura que recuerda a una esfinge, de ahí el nombre que se da a muchos miembros de esta familia. Pueden tener dos y hasta tres generaciones, así los primeros adultos vuelan a finales de la primavera mientras que los últimos pueden verse hasta finales de verano.
La tarea de fotografiar a la esfinge colibrí es ardua, pues solo se dispone de los breves espacios de tiempo en los que está libando la flor para poder enfocarla. Pero casi siempre sale alguna parte de su cuerpo movida, dado que es puro nervio. Y desde luego congelar el movimiento de las alas que bate 85 veces por segundo es un difícil reto. Usando flash de alta velocidad y si no hay mucha luz ambiente se puede lograr alguna toma en la que se le vea el detalle de sus alas.
Ha sido un asiduo visitante de la plantación de la lavanda de mi jardín y he podido verla casi a cualquier hora del día. Hasta tres ejemplares acudían a la vez para libar.